Soy el pozo adonde van a parar tus sobras. Soy la oreja que absorbe tus palabras y la mente que procesa tus dramas. Soy la obligada solución de tus problemas, el análisis calmo de tus tormentas.
Soy. Y sin deseo. El frío para la calma de tu ardor. Pero nunca seré calor. Por que no deseo. Soy el perpetuo y oscuro cortejo en tu puerta, el rancio hedor de la muerte, que ronda tus sentidos. Sólo me queda vacío para darte. Y te conforma.
Soy. Y sin deseo. El frío para la calma de tu ardor. Pero nunca seré calor. Por que no deseo. Soy el perpetuo y oscuro cortejo en tu puerta, el rancio hedor de la muerte, que ronda tus sentidos. Sólo me queda vacío para darte. Y te conforma.
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