Futurología Barata

17 octubre 2006


Decía un tipo, no recuerdo si era Borges o el gallego del bar, que la sustancia del tiempo es el pasado. Si, es lo que le da contenido, el tiempo que ya pasó. El futuro es algo que no está, se adivina, se prevée o se teme. Pero aún está allá. Y nosotros acá, en el presente, que se escurre rapido y ya es otra cosa. Es natural del hombre pretender conocer más que el resto. Ser el poseedor de una verdad oculta, tener la primicia sobre cualquier asunto, por más vano que sea, o conocer antes que nadie el hecho que torcerá la historia. Todo esto, es producto del interés de desafiar al tiempo, de anticiparnos a lo que vendrá. No viene al caso, pero las leedoras de borra de café proliferan, al igual que los adivinadores de cartas y demás "profesionales" del ramo. Retornos de maridos, enamoramientos súbitos de mujeres que hasta hace 10 minutos nos escupían un ojo, nada les resulta imposible. Todo a realizarse en un plazo tan razonable como es el futuro. Que es lo que queremos asegurarnos, sin duda, y deseamos que sea tangible, suave y aterciopelado. Nosotros, tan luego nosotros, que seguimos regalando el tiempo donde se construye el futuro. Si me permiten simplicar groseramente hechos complejos, y vaticinar algo del futuro, podría arriesgar lo siguiente: por estar profundamente relacionados con la esencia del hombre, y porque cuando existe una necesidad para satisfacer, hay alguien dispuesto a calmarla a cambio de dinero y cierto desprestigio, puedo afirmar que siempre habrá en el mundo, tal como lo conocemos, prostitutas y adivinos. Son los únicos llamados a perdurar, porque ofrecen lo que ningún robot o programa podrá ofrecer jamás. La falsa sensacion de alivio sustentada por una mentira, que de antemano ya conocemos, pero nos hacemos los distraídos sólo para calmarnos por un rato.

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