Sacrificio

23 diciembre 2007


Abrió sus piernas invitando a morir el instante.
Pidió la copa más fuerte, la alzó para sus ojos y exigió el corazón de su esclavo.
Juró que no habría agonía, sólo un paso hacia la gloria más brillante.
Dos escalones al cielo, sin más sufrimiento que el dolor inicial.
Conocedora de los atajos de la paciencia, gritó su calma y barajó el futuro inminente.
Mil billetes en su mano o una curva desnuda y tenue.
Suicidio o culpa eterna, planteó.
Sabedora de las elecciones de sus víctimas, no dudó en hundirse en el alma ajena.

Tristeza Natural

05 diciembre 2007

Junta cosas para el alma en las góndolas del súper.
Vende boletos para su paraíso los sábados, y acepta reclamos los lunes.
En nombre de una montaña de pasado, se ahoga en olvido.
Anestesia almas que le ofrenda a las madrugadas.
Sueña veloz el futuro, y se devora el presente.
Acaricia tierna, y envenena.
Clava firme su recuerdo y se aleja por el muelle.
Con su pañuelo de despedidas, tapa rostros que la envuelven por la noche.
Ni una estrella deja que le prometan, son suyas.
Un dolor que ya calmó es la carta que ofrece y una parcela de su cielo es la única garantía.

Entre mis manos no queda más humedad que la del temor.
El pecho atravesado por un ancla que tira a lo profundo.
En mis ojos, la estela del barco que se fue.
Y un pañuelo que no conoce más lágrimas que las ajenas.
El olor de un incendio ahogado o el perdido aroma de esa piel.
El sabor de todo y el lamento del vacío.
La certeza de saber que todo se apagaría. Irremediablemente.