Harakiri (con tramontina)

26 agosto 2008

(Es fiesta... pero me está matando por dentro...)

Vos sabías que alguna vez iba a suceder...
Si no sabías que se estaba incubando, era por la simple razón de mirar sólo la corriente por arriba.

Nunca pensaste que el piso podía explotarte? Qué el techo aplasta y ahoga, sin tocarte siquiera?
Porque apostaste hasta la última moneda y exprimiste cajones... Todo para que el día llegue, y te atraviese. Real, como el brillo. Como la lengua, cuando siente sangre en la boca, y sabés que es tarde. Porque no hay manera de salir ileso.

Pero no hay detalle que se haya escapado. Nadie deja de cobrar una apuesta así, y te llevan todo.
El espejo que te devuelve hermosa. El encanto de las miradas ajenas. Un par de almanaques, las entrañas y el futuro que armaste. Pedías amor a gritos y te dejaron en todos los muelles.
La fe ardorosa y de poco aliento, sólo alcanzó para tapar los huecos más grandes. Los más dolorosos, a la lista de espera. Nada gastaba a esa piedra.

Sin embargo, los grandes derrumbes no se anuncian. Y empiezan con el leve vuelo del polvo, que queda eterno flotando. Los quejidos fuertes, un desgarro, y la avalancha que busca suelo.

Los pedazos informes que no volverán a armar nada, están a la vista.
No hay azar. No hay fortuna. Sólo malas elecciones.

De todo, quedó el eco. Y un tiempo estancado en el perfume más sereno que pude respirar.