Fue ver la foto. Simplemente encontrarla. Y mirarla, largamente perdido, reconociendo, armando, percibiendo de nuevo todo lo que quedó encerrado en sus escasos 10 centímetros por 15. Dos caras que miran a un punto, dos sonrisas soleadas de publicidad firmando con sus rostros algo que fue. El mundo atemporal, congelado, comienza a moverse. Ese darle cuerda, rearma todo en la cabeza. El mapa mental cobra forma con voces, aromas, sonidos. Y vuelven en forma de latigazo, palabras, frases, muecas, risas. Todo estaba dormido, inanimado, y ahora, como una bailarina de cajita musical, se pone en movimiento. Prefiero bajarme acá. Ya me di cuenta. Las fotos no mienten, el que se quiere mentir soy yo.
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