Cielos

20 noviembre 2007

Atesorando mentiras dulces, pasó el tiempo hasta inundar el presente.
Acarició cada error, imaginó un cielo de labios que le susurraban calor a sus oídos.
Arrastró sombras a las que les infló el alma vacía, y se las presentó al cadáver de su amado.
Coronó con nuncas un collar hermoso de jamases.
Espantó la pasión y la vistió de ternura inocente.
Ahogó un hilo de conciencia y puso en el altar la construcción más compleja que podía parir su imaginación: Amor eterno.
Para cada ardor, un bálsamo.
Todos sus náufragos llegarían a una costa y el sopor haría su sueño más cercano al sol.

Despertar era el costo. Nada corroía tanto su paraíso como vivir, con los ojos plenamente abiertos.

0 Vos dirás...: