Recaída

22 abril 2008



No había más canciones para que cantásemos juntos.
A mi se me habían terminado todos los trucos.
A ella, todos los encantos.
A los dos, las sorpresas.

Pero.

Aún tenía deseos de esperar que exhalara, para respirar de su aliento.
Aún quería saber del hechizo de no poder salir de una mente ajena.
Ser soñada. Y saberlo.

No.

No hay manera de resistirse al dolor de perder, aún ganando.
Al calor de un pecho inflado de vacío.
A un hilo de frío que recorre el vientre.
A la despedida segura. Al pasaje de vuelta con fecha en blanco.

Caer cíclicamente, no es recaída. De eso estoy seguro.
Como que caigo más de lo que me alzo.

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