Sobre las pisadas

14 marzo 2008



Después de todas las olas de calma, que taparon pero no ahogaron, reapareció. Como si nada hubiese pasado, masticando la explicación, apretando el mute en el momento de decir lo que sabemos y no queremospodemos&debemos decir.

Todavía siento que se me aprieta el alma cuando la encuentro a través de las mil maneras de cruzar a alguien hoy en día, y juro que he cambiado todos mis caminos para no tener que verla.


El maldito celular y el omnipresente
emesene terminan convirtiéndose en un colador, y lo ágil ( y por qué no furtivo), ahora muta en un cruel recordatorio de que para echar a alguien de tu vida, no alcanza con un adieu byebye aufwiedersehen.

Se me quemaron los papeles con la cura, siempre fui de la secta de los sostenedores de la teoría que dice "un clavo viejo se saca con uno nuevo".
Detesto que la práctica me refute la teoría. Y aborrezco el estado de estupidez en que me deja.

Supongo: Quien conoce tu lado vulnerable, lo visita muy asiduamente. Quien piensa que mostrarlo, es un rasgo de apertura hacia su lado humano, se pone la 9 en la sien.


Dato estadístico: 9 de cada 10 mueren con la bala que gentilmente facilitaron.


Es probable que todo se vaya a la mismísima mierda, pero no tengo ganas de volver a buscar mis cosas al fondo del barranco. Porque me costó un huevo volver subir hasta aquí. Y porque creo que debería asumir que vivir con la vista atrás, me hace mierda el cuello.


Consejo: Nunca corras a un loco para el lado que va. Te cansás antes. Más vale hacerte el loco y que te corran a vos.

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