Choque (en slow motion)

19 febrero 2007

A veces es difícil torcer el rumbo. Es una sensación rara. Ver la pared que se acerca, lenta pero inexorable. Y uno, que preveé las contingencias, se predispone más fácilmente para atajarse que para torcer el volante. Como aquellas películas en que se ve el instante previo al choque y la imagen queda congelada en un grito eterno, y alguien que solo atina a taparse la cara.

Momento cumbre en medio de una fiesta. Amigo que uno no ve hace años, pero amigo al fin, acaba de separarse, y su ex se encuentra también en el lugar. Ella se divierte, a todas luces lo promociona, y él elige torturar oídos cercanos y no tanto. No ahorra detalles de su calvario, su soledad y su profundo amor. Amor que hoy, pasará inadvertido para la destinataria. No para el resto de los festejantes, que se pasan la responsabilidad del confesionario de mano en mano.

No se precisan dotes adivinatorias. Ni siquiera hacer grandes especulaciones sobre lo que vendrá. Alcohol. Más alcohol. Rueda de prensa en el baño para ampliar los detalles de este desastre amoroso, y finalmente, alguien que se harta y dice: -Man, por qué no vas y le decís a ella lo que te está pasando?. En ese preciso instante, pasa como un relámpago por la cabeza de todos, lo que sucederá. Pero, al fin y al cabo, la fiesta debe continuar, y ¿cómo quedan en la memoria las fiestas, si no es por los buenos condimentos?.
"Tenés razón, voy y le digo". Siiiiiiii!!!!, grita un coro, entre aliviado por no soportar más una mochila ajena, y para darle el empujón que precisa.
Y es ese el momento donde todo comienza a funcionar en cámara lenta. Él se acerca, ella desinteresada, lo mira. El tipo le habla, desde lo más profundo de una botella. Ella amaga con irse. Él la sujeta. Todos nos llevamos las manos a la cara.
Aquí comienzan a sucederse varias sub-escenas muy interesantes.
Amigos del tipo que quieren sacarlo, el correspondiente forcejeo, y la frase "Dejame, estoy bien, quiero hablar".
Amigas de la mujer que se arremolinan, le cuchichean cosas, le acercan la cartera y la conducen al baño. Organizadores de la fiesta que se preocupan por el hecho, y cuando se alejan los protagonistas, los grupos que se mezclan, para comentar lo sucedido, debatir las alternativas y decirnos entre todos lo feo que queda dar esa clase de espectáculos. (Pantalla en negro, títulos).

Cuando todos juntan sus pertenencias, el sol comienza a cegar a los últimos y las fraperas metálicas ya no tienen ni agua, comienza la verdadera fiesta. La que va a quedar en la memoria. La que construyen todos los invitados cuando alguien suelta la frase: ¿Te acordás el día que fulano casi la surte a la ex?