Mañana

12 marzo 2007


Con la vista en el reloj, trataba de frenar las agujas. El pasto ya estaba húmedo, brillante, y el cielo encendía por un costado. Cada paso del camino se hacía más pesado, mientras pensaba en una próxima vez. La incertidumbre de desconocer si habría otra vez, fue el fuego y el vértigo. Pero ahora, cuando el tiempo aplasta el pasado, la duda le clava sus agujas más delgadas.

Mirar no es contemplar.
Ahogarse en una mirada es detener el tiempo. Los dos ayudaban manteniendo el silencio más hondo, reprimiendo esas respiraciones que hablan.

Atrás quedaron los relojes que nunca pudieron alcanzar ese momento.

Por una vez, dos le pudieron ganar al tiempo.