Lugares

06 marzo 2007


Meditando estupideces, de esas que uno asimila todos los días, escuchaba a un periodista deportivo rememorar viejas hazañas de Diego Maradona. Sin ahorrar un elogio, lo puso en el cielo, lo elevó al Olimpo, lo bajó a una cancha y lo hundió en el barro de un potrero. Personalmente, comparto y suscribo. Pero, luego pensando en el fútbol en sí, en ese juego que tanto se parece a la vida y que es fuente de alegorías para dar ejemplos sublimes y patéticos, me quedé tildado en el destino y lo que le depara a cada quien. Si a Diego no le hubieran sucedido la serie de vicisitudes, hechos fortuitos y provocados que, finalmente, lo llevaron a ser quien fue, estaría en otro lado. Aquí estarán diciendo -Qué tipo mas pelotudo!, lógico que estaría en otro lado!. Podríamos especular acerca de si seguiría viviendo en Fiorito, si seguiría viviendo con "la Claudia", o peor aún, si seguiría viviendo. No es este el motivo de estas frases. Me asombran otras cosas. Las maneras en que se expresa el destino, a veces con una crueldad sin aparente sentido, u otras con una benevolente sonrisa de "pase, pase"... Como hincha y amante persistente del fútbol, he visto muchos jugadores que obligan a preguntarse ¿cómo llegó este tipo hasta acá?. Y uno contempla un estadio repleto, gente que exterioriza lo más primitivo de sus emociones y se hunde en una marea colectiva de sentimiento compartido, capaz de soportar el clima del Sahara o de la Antártida si su equipo está ahí, y de pronto, un no-elegido, un a todas luces no-apto para ningún deporte, pisa la pelota y se cae. De todos los costados desciende el alud de voces, el tsunami de puteadas de los propios y la gastada de los contrarios. Imposible hacerlo en ese momento, pero cómo no pensar que sucesión de hechos lo puso en el césped del Monumental o la Bombonera? Qué cosas que ignoramos hicieron que un ladrillo sin pasar por el horno se ponga una camiseta de primera división?. No sabemos a quién adjudicarle la broma, y seguimos padeciendo la suerte que tuvo ese hombre de llegar a un puesto de elite, reservado para unos pocos, y no hacerle honor al destino que le tocó. Hay muchos ejemplos, y no será aquí donde sugiramos algún nombre. Sin embargo, siempre al verlos se me cruzará por la cabeza el saber a quién le están robando el puesto, a qué gran jugador le han robado el billete de lotería y hoy le ocupan el puesto. Lejos de la verdulería donde deberían estar, se ponen la 9 titular y no le pueden hacer un gol al arco iris. Qué remis no estará circulando por culpa de alguien que se pone los guantes y no sabe donde está el arco?. Nadie tiene nada asegurado en este mundo y el talento sólo, se ve que nos acerca más al circo que al Colón. Hoy voy a pensar en esa cuestión. Y después, siesta.