Conversos

12 marzo 2007


El tipo, luego de meditarlo durante un lapso de tiempo, amanece un día y va a buscar el objeto del deseo. Su desvelo, eso que lo pierde y maneja. Con una decisión envidiable, y digna de un musulmán a punto de inmolarse(dicho esto con sumo respeto y a modo de ejemplo), nuestro amigo toma el toro por las astas. Estruja el atado de cigarrillos, toma el encendedor, y los revolea por la ventana. Atrás quedaron años de convivencia, pequeños momentos compartidos y miles de postales juntos. Él y su faso, eternamente ardiendo. Lo tengo que hacer por mí, se dirá con mucha razón. Cierra la ventana, y se toma un té de rosas. Telón, y aplausos. Culmina así una película con final feliz.

Pero, como toda peli de estas épocas, siempre hay segundas partes. Y en este caso, la parte II tiene un argumento muy conocido, el héroe sale al mundo en búsqueda de aquellos que desoyeron
"la palabra", esos infieles que persisten en sus conductas dañinas y esparcen el mal en forma de humo. Lo padecen sus amigos, los compañeros de laburo, y cualquier humano que se cruce en su camino y deba compartir un espacio con él. Como todo tiene un tiempo, estas son las fases más conocidas:

Primero promocionan su proeza.
Viste?, dejé che. No sabés, me siento mucho mejor. Siento más los gustos, (fantástico, así vas a engordar ...) Además, puedo subir una escalera sin cansarme! (buenísimo, un paso más y a las olimpíadas...).

Segundo, buscan compañeros de ruta. Y vos? Por qué no lo intentás? (Porque soy una ameba orgullosa de mi especie!) Dale!, ponete las pilas! Tratá de cambiar un faso por un caramelo... (gracias, en mi horizonte no está concursar en cuestión de peso...)

Tercero, el nuevo no fumador pasa a la acción,
(ya no hay lugar para las sutilezas en esta etapa)Hummm, aquí hay olor a cigarrillo, no pueden abrir las ventanas, porrr favorrr?. Cuando llego a mi casa, tengo que sacarme toda la ropa y colgarla en el patio, porque apesta!

Todos conocemos a alguien así, y el ejemplo típico del ardor de la conversión lo ponen los ex fumadores. Sin embargo, en todos los aspectos de la vida, no hay un fanático mayor que el converso, el que saltó la verja, ese que se pasó de bando.
Ahora bien, qué induce al tipo que dejó un vicio o una conducta reprochable atrás, a propagar y dar testimonio? Alguien dirá por ahí, el amor al prójimo. Y yo digo, no me jodan. No lo creo. Podrá haber alguna excepción, pero en la mayoría de los casos, creo que pretenden hundirnos en su dolor, nos quieren hacer acompañantes obligados de su viaje a la purificación. Y como el sufrimiento se atenúa si es generalizado, nos quieren subir a su barco. Por mi parte, gracias, yo tomo el siguiente, que es diferencial.