Lecturas estúpidas de una realidad muy astuta II

10 abril 2007


El tipo se mordía los labios desde que descubrió que su mujer le entraba a cualquier cosa que caminara por la vereda de la casa. Desde que comenzaron sus sospechas (seguramente varios años más tarde desde que la esposa comenzara a comer en platos ajenos), trató de domar su costado salvaje. Intentaba pensar en que, tal vez, su mujer se había enamorado de alguien. Porque siempre es mejor para el ego propio la variante "se enamoró de", que la sombría y humillante "se calentó con". El paso del tiempo anestesia las heridas más profundas, pero no las cura del todo y el hombre, con el correr de los años, se enteró que la mujer que llevaba un anillo de casamiento igual que el de él, era en realidad el alma y el corazón de la patria partusera de su pueblo. Ninguna festichola era digna de mencionarse, si su esposa no estaba. Desde que comprendió el rol que desempeñaba en la imaginación de la gente, comenzó a planear el final del martirio. Sus días eran un calvario, y creía ver en cada hombre de su ciudad al que le robaba el pequeño trozo de dignidad que le quedaba. Lo desesperaba la mirada de un desconocido, y sospechaba que a sus espaldas se comentaba la generosidad y entrega de su cónyuge. A su memoria volvían todas las escenas que le parecía intrigantes o dudosas. El repartidor de soda, el cobrador del club, los amigos del country, sus compañeros de trabajo, los de ella, el diariero...
Nadie quedaba afuera de este gran complot que viajaba a sus espaldas. Y que cada día lo doblaba más.
Con mucha calma, comenzó a hilvanar el desenlace. Sacó pasajes para viajar. Al momento de emprender la partida, sólo viajó un fiel amigo con su celular. Él se quedó cerca de su casa a la espera del momento adecuado. A la madrugada, el cómplice envía un mensaje de texto con una banalidad, la necesaria para que las antenas capten que el celular estaba a cientos de kilómetros de su pueblo. Entró a su casa. Decidido a que los diarios del país anuncien que le pasa a los que joden con él.