Esto No Es Nada (SIempre hay lugar más abajo)

22 abril 2007


*Tienen todo el derecho. Miles de personas de todos los rincones del país ansiaron ocupar ese lugar. Pero sólo unos pocos elegidos entraron. Y no cualquiera, eh?. Era preciso acreditar una verdadera vida de mierda, perder a los padres de chico, arrastrar adicciones, enfermedades propias o de familiares, abusos, delincuencia. En concreto, poseer una historia jugosa y una personalidad volátil que pueda hacer estallar por los aires el rating. Serán modelos, vedettes, actrices, o co-conductores de programas de chismes, una vez que haya pasado la fiebre. Y otra vez se cumplirá el ciclo de formación de mano de obra barata para la TV. *Lejos de aquí, en todos los sentidos, se realiza un concurso de baile por televisión, donde participan famosos y anónimos formando parejas. Es un formato que ha probado tener éxito en las pantallas del mundo, y de paso, nos consuela a nosotros... La ex mujer de Paul McCartney, señora a la que la desgracia la privó de una pierna, concursa. Un paso que no pudo medir la arrojó al suelo, dejándola desparramada ante millones de espectadores. Su foto desde el suelo dio la vuelta al mundo, y la audiencia creció desde el incidente. Hoy la tele nos brinda la más amplia gama de emociones, nos compadecemos de las desgracias ajenas, condenamos la miseria de ciertos personajes, y le damos categoría de ídolo a gente que lleva el mismo nombre tanto dentro como fuera del estudio de televisión. Hace muchos años atrás, el espectador no podía separar al villano del actor, hoy sabe que no hay actor sino que es alguien de carne y hueso, extraído de su entorno habitual (como el nuestro), y puesto bajo las cámaras a ser él. Es uno de los logros más importante para la tele. Sin embargo, yo me inclino a pensar que lo más significativo de este modelo, es darnos la posibilidad de experimentar emociones verdaderamente fuertes, que pueden apagarse o quedar suspendidas por el toque de un control remoto. Mientras tanto, miserias mayores y glorias más puras suceden a nuestro alrededor todos los días. Sin cesar. Sin esperar una cámara, un mundo de cosas sigue andando.