Todos los días

22 mayo 2007


Machín me acaba de llamar. Fue muy claro, conciso, incluso lo noté con un dejo de vergüenza.
"Se terminó mi rutina de amanecedor profesional", me dijo muy secamente por el teléfono. No entendí bien por qué me llamaba a mí para hacerme el aviso. Luego de meditarlo, me dí cuenta que yo soy uno de los que forjaron su leyenda.
Machín, mi amigo que vive hace 20 años teniendo 20, anuncia su retiro. Doloroso para nosotros, sus amigos, que vivíamos sus aventuras como propias. Además, Machín era la segunda en todos los fogones. El amigo que se alejaba de una novia (digo novia, no mujer que otorga ciertos derechos sobre sí por un escaso lapso de tiempo) tenía en Machín el compañero perfecto para rehabilitarse. Él sabía donde tocar para conseguir un lugar, conocía donde se refugiaban las desahuciadas de una noche, y lo fundamental, estaba al tanto de la cotización, en tiempo real, del fernet en cualquier tugurio de la noche. Era la agenda viviente de cuanto celular inconseguible hubiera y a la vez, era la inmensa biografía de miles de anónimos y anónimas que uno podía consultar, para poder atracar el barco pirata sin temor a que nos echen una salva de cañonazos. "Machín, la conocés a fulana?" era la frase-gatillo que disparaba la vida y obra de la dama. Y en ese instante, nos sumergía en el árbol genealógico y en la maraña de relaciones de la mujer de quien queríamos saber mucho, pero quizás no tanto. No lo hacía por simple chusmerío, juro que no era de comentar nada que no se le pidiera, ni siquiera de regodearse con la frase "A que no sabés....". No, lejos de él esa actitud.
La cuestión es que la noche pierde una estrella, a causa de un amor. Una más.

Todos los días se enamora un duro.
Todos los días, un grupo de amigos pierde al último que se resiste a decir la temida frase.
Todos los días, nace alguien pensando que descubre América, porque se dio la oportunidad de pronunciar la frase.
Todos los días son el mejor día para pensar que se dice por primera vez.
Hubiera pagado para presenciar el momento. Machín diciendo "Te amo".