01 mayo 2007


Todo está donde se supone debe estar, aparentemente.
Volver a un recuerdo doloroso produce estertores, sacudones que pensamos como pasados. La imagen que loopea en mi cabeza es la del viaje al centro de una herida. Hundiéndome en carne viva, un rojo oscuro que ahoga y a la vez duele.
El tiempo es cíclico en estas cuestiones. El almanaque porfía, y nos quiere hacer creer que es lineal. No. No en esto. Es eterno en el desencuentro, circular en la ausencia, lineal en el goce. Nada tuerce lo que se forja con dolor. Burlamos por instantes al destino, sólo para seguir siendo los perfectos esclavos del libreto que nos escribieron.
Todo sigue igual de bien.