MIércoles

20 diciembre 2006



Encontrar algo sin buscarlo, es lo más parecido a esas escenas de comedia, donde el protagonista tiene un vuelco espectacular en su suerte al heredar a un tío lejano que a duras penas recuerda.
La magia de los guionistas no opera en la vida real, pero la vida misma a veces tiene giros tan irónicos que asombra. No me refiero a encontrar las llaves de casa que perdimos hace diez días. Ni siquiera al DNI, que sin querer mandamos a hacer el tour "cesto de ropa sucia, breve visita al lavarropas y arribo a la soga de secado". No. Hablo de lo que, habiendo dado por perdido, nos sale al encuentro en medio del camino. Eso que provoca amarga resignación por no tenerse, y vuelve. Como buen aficionado al pensamiento, me provoca una duda. Qué se valora más, aquello que conseguimos luchando a brazo partido contra mil adversidades, o lo que reencontramos, luego de habernos rendido, habiéndolo llorado silenciosa y amargamente?. Estoy en la duda, pero la abandono rápido. No quiero que me empañe la alegría de haber encontrado el billete del gordo de navidad. No sé quién me escribió el libreto de hoy, ni siquiera tengo idea si hay una gran jurado evaluando mi actuación, pero no estaría mal hoy agarrar el mantel de la mesa, sacarlo de un tirón, y quedarme por un buen rato contemplando el papel que tiene mi nombre y que claramente dice "Hoy es su turno". Para qué arruinar todo poniéndome a pensar un por qué?.
Por un día, me acordé de levantarme con el pie derecho. Y eso es bueno. Será miércoles, estará horrendo, pero hoy me permito desconectar el antivirus. De vez en cuando, bajar la guardia, no implica que te rompan la trompa.

0 Vos dirás...: