Militante del Amor (Breves Momentos de Duda)

04 junio 2007


Para mi amigo, el tema se ha convertido en cuestión de vida o muerte. Me dijo que sentía que tenía algo dentro de él que gobernaba su comportamiento. Como esto pinta para largo, comienzo a imaginar una vía de escape.

Lo mato, Negro, te juro que lo mato, me dice Machín, necesitado de descargar el container de bronca. En este caso, como en tantos otros, se ve que la cara de repositorio de todo lo malo que le sucede a mis amigos, no me queda mal.

Decime, nunca sentiste esa bronca que te come por dentro, porque querés manejar una situación y no podés?
Siempre, le digo. Es casi constante, no sé si es normal, pero para mí es común.
Claro, no sos de gran ayuda...dice pausando la confesión, hasta que arranca de nuevo.
Siento como cuando quiero largar el faso..., pasa una hora, y vuelve la idea fija "quiero fumar, quiero fumar". Y busco algo que me lleve la mente hacia otro lugar, pero luego de unos minutos vuelve. Me imagino prendiendo el cigarrillo, o me encuentro haciendo algo que siempre hacía mientras fumaba, entendés?
Si, claro, le digo. Y dejaste el faso?
No, Negro, no. Cuando no querés escuchar, cerrás la llave de paso, eh?, no te estoy hablando de eso. Quiero dejar otra cosa.
Ah, ahora si te entiendo, a mi nunca me lo contaste, pero algo me habían dicho...
De qué? Qué te dijeron? Quién?

No, nada, está bien..., si no me lo contaste, no quiero obligarte ni mucho menos.

Qué? Qué decís? Yo nunca te oculté nada! Al contrario, siempre fuiste el amigo que puso la oreja antes que nadie, cómo voy a ocultarte algo?
No sigas, Machín, no hace falta. Además, para cada amigo, hay un secreto y lo comprendo. Debe ser así. (Ahí, reconozco que lo dejé duro).
Esperá, no termino de comprender, (respira hondo y trata de juntar el ovillo de la conversación), vos me decís que hay algo que no conté, que te enteraste por otro lado y pensás que yo se lo confesé a otro pero te lo oculto a vos?
Más o menos por ahí anda la cosa... le digo como para embarrarle la cancha y de paso, enredarle más aún la charla.
Negro, me sorprende lo que me decís, porque lo que yo espero de vos, si hay un tema que querés hablar de mí o de algo que te contaron, es que me vengas de frente. Es lo mínimo... Claro, le digo poniendo tono firme de voz, eso mismo pienso yo...y abro el celular aunque no tenga nada que atender.
Ya está desconcertado, pensando y revolviendo pensamientos. Lo saqué del tema, y su confesión, que sé por donde viene, pasó a un segundo plano, y ya casi se olvida de por qué quería hablar conmigo. Machín tiene la desorientación en la cara.
Lo miro fijo, y le tiro: Vos sabés que podés contar conmigo para lo que quieras. Me incluyas o no en tus secretos, el Negro va a estar siempre. Recordalo. Ahora me tengo que ir, pero en cuanto me precises, avisá.
Machín, callado y desconcertado, me saluda con la cabeza.
Cuando me voy, le pregunto: No estarás cansándote de tu novia, no? Bueh, cualquier cosa, me llamás después, eh?.

Le hice un favor. Le saqué la mina de la cabeza por un rato. Aunque más no sea, esta noche va a pensar en otra cosa, y con suerte, se le termina de enfriar el tema de estar tan enganchado con ella. Al final, si los amigos no estamos para ayudar, para qué estamos?.